Los años jubilares, “ el jubileo” es un rito de redención y perdón que tienen su origen en la ley Judía del antiguo testamento: “ Santificareis el año cincuenta y promulgareis manumisión en el País para todos los moradores.
Celebrareis Jubileo, cada uno recuperara las tierras vendidas o arrendadas, se restablecerá el equilibrio social y se condonaran las deudas.
Este espíritu de redención y perdones es el que trata de imprimir a los jubileos de la iglesia, que desde Roma administra el perdón de dios y lo concede a los individuos bajo de terminadas condiciones.
Será año jubilar de Santiago, según la buja Regis aeterni del papa Alejandro III, cada año que el 25 de julio sea domingo.
Las condiciones para conseguir el perdón Jubileo son las siguientes:
Se gana así la indulgencia plenaria; el perdón de toda culpa o pena para los pecados cometidos hasta el momento.
La doctrina católica sostiene que toda ofensa grave a dios, o pecado, entraña una culpa y unas penas que pueden ser de castigo o sufrimiento temporal.
La iglesia, por lo tanto la jerarquía ( Obispos y Sacerdotes) son quienes administran el perdón de parte de Dios. Absuelven al pecador arrepentido de su culpa y le condonan la pena eterna por su pecado o le conceden indulgencias que pueden condonar, en todo o en parte, las penas temporales debidas a los pecados cometidos.
Esta indulgencia o perdón llegaron a mercantilizarse en la edad media. Actualmente la iglesia concede a sus fieles determinadas condiciones, entre ellas, precisamente, la peregrinación a Santiago de Compostela.
Se concede por peregrinar a Santiago de Compostela la indulgencia plenaria, es decir. El perdón, y condonación de todas las penas temporales y eternas de que el peregrino es deudor en el momento de la concesión de la indulgencia en la peregrinación.
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